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Mostrando las entradas de 2015

II. Flores: Venecia

II. Flores: Venecia Quiero esas acarameladas en macetas, esas enbalconadas, entre luces y ropa húmeda. Las quiero para un abrigo, para una vajilla en la cual servir y beber café, para escribir en sus pétalos que me gusto y que también me gustas, para ponérmelas en el cabello y desafiar la temporada, paralelo a este invierno que, aparentemente, aquí, les desilusiona.  Pd: quiero vino.

Flores: Venecia

Venecia Caminé por una noche que era calle de faroles; de luces difuminadas como estrellas llenas de niebla, o un aliento frío hacia el cielo. Las luces colgando de los balcones parecían puentes, quería recorrerlos de un extremo a otro, brincar de foco en foco, robar un poco de su calor y ser una luciérnaga viajera. Pd: ¿Me he olvidado de las flores?

Flores: Bruselas

Bruselas En una bitácora tan sedienta como mis ojos, empapados de niebla y de medias rotas,  hallo, entre los campos, lo verde y las casas. Por ahí han de estar las flores,  se escaparán de mi inventario.  Perderé sus colores en un aliento de chocolate belga y de frío,  mientras hablo en español pero nadie me escucha, mientras nadie entiende mi francés y me arrinconan a un inglés caribeño que se busca en lo británico. La posibilidad de los destinos,  en un aeropuerto caben muchos mundos, jerarquizados,  pero caben. Ps:  s'il vous plait! le dijo un niño a una puerta, las palabras mágicas sufrieron pocas distorsiones después del incidente de la Torre de Babel.

Flores: Madrid

Madrid  Juan de Arellano guardó las flores de sus días en óleos. Luego las encuadraron y las llevaron a El Prado. He tratado de imitarlo con la asistencia de hojas y cintas, pero aún no tengo flores. De mi breve colección, hecha de sorpresas y tropiezos, me llevo un poco del otoño que destiñe a las hojas y desnuda a las ramas. También me llevo otro poco del invierno que no llega, pero que, aunque desespere, aguarda. 10:40 p.m.

20-D

El invierno está por iniciar, pero acá dicen que no, que no se puede hablar de inviernos como este, que aún está por ser pero que pinta estar muy lejos de serlo. Se anhela y demanda un invierno que vaya más allá de hojas rotas marrón sobre las calles y un par de bufandas alrededor del cuello. A este reclamo se suma otro, como el de un cartel que gritaba su preferencia política en torno a las manos: mejor cortadas que (v-b)otadas. Afuera del cuarto de hotel está Madrid, que agita mi ventana con todas sus voces. He ahí un Madrid congregado en su plaza mayor, la misma que pintó Francisco Rizi en su auto de fé, ahí estaban todos, como hoy, aunque, hoy, si yo fuera Francisca Rizi, pintaría a las mujeres. La plaza mayor vocifera porque la crisis, la nueva ley electoral, Catalunya, las elecciones, Rajoy... Vocifera porque -aunque hay carteles junto a ese de las manos- que hablan sobre una España que puede en un "podemos", nadie sabe. Quizá sólo sepan los que tie

Callerías y privilegios

El tiempo se evapora en la tardanza de un semáforo; juego tricolor de promesas, de esas que se venden en banderas. Pedalea una guerra entre los metros despistados y las rieles oxidadas. Entre el sudor de las prisas y el coraje de los olvidos, se asoma una lata que suena; son semillas y monedas de hambre que cantan mientras el fuego vuela como gasolina sobre caderas. El sol, de rayos invisibles, indestructibles y omnipresentes, pintarrajea las pieles que no se miran en los anuncios. Un vidrio empapado como una cara escupida, una bolsa rota por la lluvia, una almohada abandonada, un sandwich con hongos, una noche con camas de periódico o sólo un mal recuerdo: -Ahorita no tengo. -Pa' la vuelta. Le pega el aire, el acondicionado,                             acondicionador,                                                       acondicionante, de un Garnier con olor a vainilla. Pd: aquí, reportando desde el observatorio. Cambio y fuera.

Lunada

Estaba leyendo "Sección C. El sistema meta y disfuncional. Gadgets y Robots", pero hice una pausa porque me gusta ver mi taza llena de café. Desde hace un tiempo para acá, he decidido independizarme de la cafetera; back to the basics. En mi fogata de lecturas y ritos de paso, hiervo el agua mientras muelo los granos con mis dientes llenos de frío.  Se está haciendo el café; entonces "Lejos de tener un significado técnico, el automatismo trae consigo siempre un riesgo de estancamiento tecnológico" (126).  Haría scroll pero es un libro de hojas de papel que huele a dedos,  esos que le han dado las vueltas,  que le han salpicado té, pensamientos, tardes tristes y lunadas como esta. Algo se quema...  Es la palabra gadget porque, finalmente, no es un gadget. Le regalo el libro a las llamas.  "¿Qué más da?" me pregunto.  <https://www.youtube.com/watch?v=lR9ktdI4LFM> Recuerdo cuando acampaba.  Había una fogata y risas,

Mapearse

Vueltas y curvas. Rotaciones y traslaciones. Veo constelaciones en el suelo; estrellas que suben por mis zapatos, deslizándose en las cuerdas de una guitarra, de una garganta,                           la nuestra. Es una esfera que brilla, es un frasco de mermelada lleno de luces, es mi mano que gira como cuando mi dedo es el eje de una pelota o de un globo terráqueo. Soy yo Ps: La infinididad es mapearse

Truenos, vibración y después de finales

Truenos en el cuerpo, truenos en los ojos. Vibramos. Viernes de temblor, sábado de humo, domingo de chocolate... Anécdotas sobre medidas de precaución, adicciones y malas experiencias, de violencia. Sueños, de buenas experiencias y de reinvención. Marihuana, después de finales para volver a ver(me) en la pantalla. Avión, después de finales para salir de México. Novela, después de finales para olvidar, llorar y reír a gusto. Diario, después de finales para autoetnografearme. Ps: voy jugando con las velocidades, las ruletas y las campanas que hablan.

Sabor caribe

Pocas veces escucho silbidos que me recuerdan a ti, sal. Ah, sí... Esos silbidos son como el viento sobre la cara, con los ojos cerrados y las manos abiertas. Y la espuma en una cabellera, una melena, que pasea a la altura de las palmeras. Hay armónicas; se parecen mucho a los cocos chocando, a los pies mojados y a las pieles bronceadas. Hay ondas; se parecen mucho a la marea periférica, a caderas bailando y bocas silbando. Ps: soy la curva entre la arena y el mar.

¿Por qué suenan las banderas?

¿Por qué suenan las banderas? pensé. ¿Por qué suenan las banderas? musité. ¿Por qué suenan las banderas? sentí. ¿Por qué suenan las banderas? lloré. ¿Por qué suenan las banderas? grité. ¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué tantas banderas? ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué tantas banderas? ¡¡Si somos la esperanza de América Latina!! En la marcha caminaban. Había una marcha en la que caminaban. Era una marcha en la que hablaban. "Yo no entiendo los motivos por los cuales se aborda a las banderas por su cantidad y no cualidad" dijo don Libertario, tenía menos de 25 años y contaba con dones gustativo, alergias a lo culinario, a la espontaneidad y a lo loco. "¡No cuestionan la lógica!", exclamó una/su compañera. Mientras (don) Libertario se afeitaba con crema orgánica. Una/la/su compañera le dijo; ¿qué piensas del discurso de la marcha? Él contestó: Bah... ¿En dónde queda lo incómodo? ¿en dónde queda lo subversivo? Hoy en día cualquiera puede ser América Latina y..

Parabólica

En cuanto a las temporalidades, amigo, propondría desechar las metáforas sobre las líneas.  ¿A caso no se trata de hacernos creer que estamos en una pinche cuerda floja? Con esto de que somos católicas estructurales, es también el dolor de la mano con la que nos golpeamos el pecho o, a veces, el corazón.  Los aviones o las rayuelas ejemplifican estas ideas del presente, el pasado y el futuro (y sus posibles combinaciones). Sería demasiado simple, no sé si mejor o peor. Ya sabemos de qué van estos discursos sobre las subjetividades. Lo que sí siento (porque es mi posición más honesta) es que minimiza nuestros respiros, nuestras interacciones, nuestras locuras, nuestras....  Estoy construyendo muchísimos mosaicos; entre esas instalaciones, hay una dedicada a las percepciones sobre el tiempo. Vaya que el avión o la rayuela tiene su lugarcito y bien bonito; desde ese lente caleidoscópico hay un orden: Antes de Cristo, Cristo y Después de Cristo; pre-moderno, moderno, posmo

Caminar

Caminar, que Lua me pasee por todo Chuburná y que el cielo sea un papalote. Respirar sin pensar en mi tanque de oxígeno; sin aspirar a conocer la utilidad de cada paso y el paso de cada utilidad. Caminar, proyecto indefinido y viaje mochilero; paradero de la espera por el olor del café.

I want you far

16-11-15 I met you at an assembly, where I thought we all went to build before the bombing, to build before laughing from the dreamer, to build before machismo, to build another, a new world, just as loas zapatistoas say: a world in which quepan muchos mundos. But no, not you. I want you far from the world I am I want you far from your destruction, your possession, you be like reading my diary. Far Far from you trying to make me the perfect object, your títete, your not named girlfriend, your compañera, your other half for your your public I want you far because I am free to draw my distance, to dance nude under the rain, cover my body with sun, sand, sound and stars. I want you far because I want me, because I live, because I decide if today I wanna be a leaf, a dandelion or a whisper. I want you far because my feminismo is in your vocab but not in your heart, the one you had to love me, or at least that's what ya told me I want you far b

Son las 12

Son las 12. Camino sobre la cuerda, sobre esa línea entre el día y la noche. Son las 12. El café de prensa, negro y paciente; mis ojos, llamándolo. Son las 12. Las antropologías y mis zapatos; los viajes y sus terrenos de cascadas, de dunas, de sabor. Son las 12. Imagen acústica, papila gustativa y poro volcánico. Son las 12. Café de prensa y Valeria Son las 12. Lúa camina y recorre la reja. Son las 12. Nos miramos. Son las 12. Bebe mi morenidad. Bebo su negrura. Que viva la luna... Son las 12 Café: hoy miré que un hombre tiraba rosas encima de un piano; sonaron sus campanas y sus triángulos. Sin claves.

Conversación con las manos y los pies

Pasar las hojas, recorrerlas. Entre el camino y el vuelo, mirar mis mosaicos. Mosaicos de soles y mares; montañas, flores y fuentes. Testimonios o retratos, escritos tarareados, pesados y alivianados. Siento mis pies. Bonitos dedos con vida propia que hablan entre sí, sobre todos esos terrenos... Qué espumosa la arena, dicen. Qué curiosas las rocas, concuerdan. ¡Qué alto es el valle!, recuerdan. ¿Y las cuerdas?- Pregunta el gordo Bah...-contesta uno Pues...-agrega alguno Calla ninguno. Banda, ya hemos navegado en zapateados-brinca el chiquito Lindo futuro, vaya que sí, lindo futuro- reflexionamos

Morenidades

Morena como luna asoleada La música derrite, de repente llueve azúcar sobre mis vientos, he recuperado las corrientes de mi sangre: ritmos. Mójame la lengua, quiero probar otros alientos. Muy suave resbalan muy suave los movimientos. Muy suave, por mi cuerpo.

Amuralemos

Qué gozo es tener una hoja en blanco para llenar de las letras -dicen- más conocidas por el mundo, qué gozo es recuperar, encontrar y crear placeres; porque cómo faltan, vaya que faltan, siempre faltan... Las canciones rebotan. En mi experiencia pueden derretirse o evaporarse, son como los recuerdos. Para mí, tienen demasiado en común con la memoria, al menos con la mía. Varias personas me han dicho que es como instrumento de registro, es muy malo; pero, eso lo dicen para quienes la memoria es un reproductor de verdades. Sí, hay quienes creen en verdades. Se vale, lo es si quiere que así sea pero definirla como tal sería construir un muro absurdo. Si lo amuralamos, puede ser un muro colorido. Acá en el Caribe todo es muy diferente, siempre es verano.  Resulta complicado distinguir si es de día o de noche porque la jornada es un carnaval.  Ojo, que con carnaval me refiero a que continuamente nos disfrazamos, a veces fingimos la alegría, a veces la lloramos para descargar la tr

Horror

Inédita,             silencia,                           a,                              ah,                                   AH,                                         ¡AH! Hablaba sobre los martillos, las ventanas rotas, los pies lastimados, los gritos y la sangre; hablaba, lo hacía mientras veía un retrato de alguien a quien quiero. Ahí no había espejos, más que el que ella cuarteó cuando gritó. Sólo me fijé en cómo surgía el relieve de su superficie de agua pero no me miré en ella. Ojalá lo hubiera hecho porque hubiera visto mi rosto roto y las cicatrices escondidas con explicaciones y golpes de pecho, cadenas de cruces y rosarios de promesas. Caminé hacia atrás. Llore, empujé y temblé.                                       Temí.                  En ese camino hacia el manantial, me vi en ti. Se abrieron las cicatrices, ¿cómo enumerar, nombrar y explicar cada herida, torrentes de lava? Rompí las cadenas y los rosarios aunque aún, con dolor, me golpeaba el pecho pero

Post-espejismo: jugadora de monopoly.

Ahora tengo que rodear los parques y los caminos que me llevan a ellos. Se trata de un monopoly... Las grietas del altermundismo están en nuestros dedos, que señalan y tocan. Mira cómo -cuando tocan- se pintan puntos y se trazan lineas y cómo ellas se difuminan. Entonces sale un color... Te diría que veo tus iniciales pero no, no veo nada, sólo escucho alguna canción que ya había escuchado antes de tomarme dos cervezas a $15 en ese lugar, ese lugar que ahora nos tiene en sus paredes junto a sus cuadros de ferias y nostalgias. Ahora no puedo decirte "amor", tampoco puedo escupirlo todo pero hago lo que puedo con mi reserva de aire. No pretendo curarme pronto pero sí aliviarme porque estoy cansada del monopoly. No me gusta jugar eso, prefiero leer poesía; incluso decir que quiero leerla y nunca hacerlo porque tú quieres/querías jugar y yo jugaba/juego. Iré descalza y volveré a pisar las calles y los parques. Ellas ya no me conducirán a ningún lado más que a aquél que pierd

29 de mayo

He pensado, construido y destruido puentes. He sentido como mis pies se hunden en ese tramo y no hay de dónde agarrarme. Por un lado, está el abismo y, por el otro el abismo.

Cartita:

Hoy, al igual que ayer, te extrañé tanto. Pienso que probablemente mañana será igual pero tú sabes mejor que nadie que mañana será otro día; ambas estamos al tanto de que eso puede decirse e interpretarse desde una actitud muy pesimista o muy entusiasta. En esta ocasión, se trata de una triste y bonita mezcla de las dos...Independientemente de eso, escribo lo que escribo con el corazón -o lo poco que conozco y experimento de éste, que soy yo-.  Hay tanto de mi vida que también lo fue de la tuya y tanto de la tuya que también lo fue de la mía. Por eso hay tantas cosas que me llevan a un momento tuyo, mío, nuestro, ajeno pero compartido, compartido pero ajeno, lejano pero cercano, cercano pero lejano. Y así de cosas, amiga... Cada día hay más de ti que hace que los días tengan un tinte nostálgico del cual no sé cómo deshacerme o quizá no sé cómo vivirlo porque estoy cansada de ignorarlo, de no tener espacio para sentirlo, para sentarme a llorar porque no cultivé lo que ahora está ma

Desafiando a lo ridículo

Nos hacen creer -quienes quieran que sean- que lo ridículo es naturalmente ridículo, cuando puede tratarse de dimensiones de otros sentidos que podrían hacernos felices. Se trata de bailar como loque en la calle o imaginar que no hay calle, de cantar mientras usamos nuestras piernas como tambores y sumergirnos en la ridiculez, que se entiende como locura.

Fragmentos de "La cronología de los días y la inutilidad de mi te amo"

Te amo y con eso (¿eso?) no pretendo solucionar nada ni algo; si no hacer una intervención en la arena de tu vida, el mapa de tus instantes, las luces de tu risa y la constelación de tu dolor; que haga sentir que este lado y esta frontera, aunque permanece, sus límites son curvas y se cruzan entre los tuyos como cuando los dedos de tu mano se trepan en los espacios vacíos de la mía. Ay, tu mano, me duele que te duela porque... Parpadeas, bostezas, roncas, ruges, gritas, tocas.  Tiemblo. Sí, quizá sea terremoto, quizá tornado pero también mar.  Te amo y con eso (¿eso?) no pretendo solucionar nada; se trata de que somos líneas, ondas, lados y fronteras. Se trata de que avanzamos y algo se aleja. 

Conversaciones: lados y puentes

En algún lugar leí, creo que fue en el capítulo 62 -¿o 68?-, que los puentes no se sostienen de un solo lado. -Yo te diría que no tienes la más mínima idea de lo que es un puente. Corrijo, que sólo conoces una forma de puente. -Estoy poco interesad en discutir sobre los puentes pero, sean como sean, no pueden ser sólo de un lado.  -He visto de tres, cuatro, seis, diez lados... Si se puede de muchos, se puede de uno solo. -También se puede de dos.  -Se puede de uno. -Quizá ya no sería un puente. No todo tiene que ser un puente.  -Para mí sí es un puente.  - Ah, ¿por qué? -Trataré de dibujarlo.  -¿Quieres papel y pluma? -No. -¿Lápiz? -No, así está bien. Mira, aquí hay un lado y aquí hay otro.  -Ajá... -Ok... Hay dos lados; conste que lo estoy haciendo de dos porque dijiste que se podía de dos y sólo quiero demostrar mi versión tomando tu idea... Entonces, hay dos lados y se construye -poco impo

En búsqueda del fin de los martillos

A lxs habitantes de cuerpos Adentro La otra vez se te olvidó ponerle seguro a la puerta de tu cuarto y entré (ya era costumbre). Las cortinas eran negras y trataban de ocultar la ventana, había una luz tintineando; el piso estaba roto y los ladrillos cuarteados se clavaban en mis pies. Seguí caminando porque estaba buscando algo, aunque ni siquiera recordaba qué era. El dolor -¿había?- era muy silencioso o quizá así parecía porque llegaste y tu grito lo calló. Ese grito, como cualquier otro de los tuyos, reventó el cristal de la ventana y el espejo del tocador tembló, pero las cortinas seguían siendo negras, la luz aún tintineaba y los ladrillos cuarteados también se clavaban en tus pies. A mis tímpanos no les pasó nada, ya se las saben.  Entonces llegó él, con sus zapatos, sus puños y su boca de martillo. El foco se apagó, las cortinas todavía eran negras y el piso se movía -¿o yo era un terremoto?-. Los fragmentos de ladrillo brincaban y rebotaban contra sus martillos y cua

Introspecciones: salvación

En un mundo donde se penaliza "lo humano". Frente a un espejo. Acto I. La cruz Pero la cruz, esa pinche cruz que todos y todas, sí, todos y todas, cargamos. Ja, ojalá tan siquiera la cargáramos, la arrastramos. Marcamos en la pinche arena su rastro que es más nuestro, en la medida que poseemos a la cruz porque es nuestra aunque no queramos, aunque nos creamos los y las sin cruz. ¿Y esa cicatriz en nuestra frente? Ah, nada... Es ese rastro. La cruz de nuestros rosarios que nos trazamos frente al espejo, que se rompe porque pensamos que estábamos del otro lado. Pero sangramos mientras el espejo cruje.   Acto II. Llantos Esos chorros cayendo sobre los teclados, que electrocutan nuestros dedos. Así me enseñaron a compartir mis tristezas y mis enojos, pero siempre y cuando nadie me vea, de preferencia en un lugar oscurito. La única luz que se acepta es la de la pantalla, a través de la cual podemos vernos, más no tocarnos. Ah, ¡pero de eso se trata!, de

Primer changú

El idioma libera y atrapa, emancipa y aprisiona, otorga y condena y los binomios siguen y siguen... Hoy por hoy brinco de aquí para allá, el slash es una barda que fue hecha para dos cosas: romperla y pintarla. Le hice un huequito a la barda y el otro lado encontré estas letras:  n u g c h ´ a Luego intenté encogerme, pude un poco pero terminé rompiendo una mayor parte la barda y la agrieté. Sentí ligeros dolores pero lo valió porque cuando estaba del otro lado... Cuando estaba del otro lado hice un changú y luego dije: ¡lo postearé en su muro! pero no se puede, entonces lo hice en esa barda ya medio jodida, en este espacio bien empolvado y no sé en donde más porque todavía no te despiertas... Déjame te cuento algo:  las letras, así sueltas, eran algo caóticas y, bueno, sabes que me gusta el relajo pero ordenado (aunque mi ordenómetro tiene un límite muy definido).  Para proceder, quiero aclarar que la inspiración mi primer changú fue una