Bruselas
En una bitácora tan sedienta como mis ojos,
empapados de niebla y de medias rotas,
hallo,
entre los campos,
lo verde y las casas.
Por ahí han de estar las flores,
se escaparán de mi inventario.
Perderé sus colores en un aliento de chocolate belga y de frío,
mientras hablo en español pero nadie me escucha,
mientras nadie entiende mi francés
y me arrinconan a un inglés caribeño que se busca en lo británico.
La posibilidad de los destinos,
en un aeropuerto caben muchos mundos,
jerarquizados,
pero caben.
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