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Mostrando las entradas de abril, 2020

Laguna on merlot

Arrástrame.  Hazme sábana.  Trénzame los gritos. Miel sobre aullidos.  G emidos de rasguño y pieles evaporadas en una noche sin agujas, de gotas oscuras, fuentes de vainilla y galopes en montaña. Robo el aire del suelo perdido. Me ahogo en la curva de mi espalda, en la tuya, tus nalgas o dedos, fiesta sobre las cuerdas, lenguas.

Beast feast

I Boca, cueva de fuego.  O xigenada en anhelo, despierta una estatua de hierro, la bestia : i nsomnio. Sin agua ni vino ni nada que derrote las llamas que azotan la selva, ensombrecida por sombras hechas de sombra .

Tótem no eres tú

De putrefacta sombra, se hundía -en el pantano de espinas oxidadas y pastizales enmohecidos- una catedral de turbulento paisaje: el monstruo rioplatense. Temerosa, su insoportable lengua era alacrán de cien tenazas que hacía del aire mi espalda, quebrada por azotes de risa y trueno. En medio de su reino, infierno, llovía y lloraba sudor con lágrimas que clamaban "¡Diluvio!" Toda gota, víspera de nuevas llamas con las que me tejería otro vestido para el sacrificio del día, cuando mi irreverente parpadear despertarase sus perras fantasías, que me ahogarían con la noche en aullidos de comillo. 

Rezo a Santa Cuarentena

Por mi priviliegio,  por mi privilegio, por mi gran privilegio [con golpes sobre el pecho y ojos bien cerrados], por eso ruego a Santa Cuarentena, siempre del Rosario... Imploro a la Suprema Constelación de los Dolores, de misterios encarnados en las dádivas de la irracionalidad, arráncame estos insomnios de papel que me acartonan en el palacio de las penumbras.  Santa madre de los llantos,  protectora de las águilas, los nopales y las trajineras,  guardiana del esqueleto de las almas y las ánimas en los mercados de la tristeza. Oh, protectora de las lumbres que esperan a sus muertes... Apiádate de mi neurosis y consuela mis constradicciones.  Hágase tu voluntad y líbrame de todo monstruo patriarcal.  MIZO

Al caer

Imágenes sin noche y cuentos perdidos se escuchan correr por el patio. La trémula distancia abriga mi corazón de nuez, refugiado del reino de marfil con alfiles pulidos en mármol. Carabelas hechas con ráfagas de sol, secuestran hojas, rayos y cristales, sin testigo del reflejo deslizado por el tímpano del sueño.

Nostalgia sobre isla

26 de agosto de 2019 Ese pueblo, casa del manglar y una fábrica de aburrimientos A donde sea que mire, hay un atardecer; pero sólo aquí está la bahía, con los secretos enredados entre sus manglares. Y esa resbaladilla que desemboca en la nostalgia de un agua en la que nunca te bañaste, gris y transparente; como las cosas que nunca hiciste, pero deseaste. Caleidoscopio, la luz de las velitas de cada año. Llovían dulces sobre todos, mientras rían y gritaban, ojos y manos abiertas que aún no sabían de propiedad privada. 2 Todo pasa tan lento una vez que termina, pero es muy rápido. La velocidad, gran ficción. Esas casas abandonadas y destartaladas, con la marca de todos los huracanes, allí bebíamos el tequila que nos vendían; las cruces que rompimos y con las que nos masturbamos, para después correr y caer agotadas, de rodillas, frente a un hombre que encubrió a otro hombre, que creyó en otro hombre, que escondió a otro hombre que gustaba de niños y les tomaba

Lasobras

¿Qué es un plato de comida vacío si no la nada misma, desnuda, cruda y visceral? Revelada y rebelde ante todo imperativo de metáfora, tan sólo un disfraz para olvidar, anestesiar, la miseria, que no es la muerte sino un cuerpo, carne cruda desintegrándose. Apesta tanto, casi tanto como la normalidad.

Los poemas gemelos

Estrellas 14 de abril de 2020 Posadas sobre mi noche, estrellas anarquistas tejen un manto con secretos y lágrimas de miel; peregrinas sobre puentes fantasma, niebla de voces y miradas evaporadas en suspiros de bocas, hechas de besos, diluidos entre balcones conglomerados de vacío, pordiosero de la muerte. Estrellas, pasajeras de la historia, sus  evangelios y pergaminos, de cielos, cuentos y promesas; de sueños, robados y torturados; de esperas, anhelos azules. Estrellas, angustias desechas en un pozo sin agua. Brillo 16 de abril de 2020 Estrellas anarquistas, posadas sobre mi noche, tejen un manto con mechones de secreto y lágrimas de miel. Con paso peregrino bailan sobre los puentes fantasma; voces de niebla y miradas evaporadas. Van de boca en boca, hechas de besos diluidos entre balcones conglomerados de vacío. Transeúntes por desesperaciones ahogadas en pedazos de muerte y furia gris. Pasajeras en el vuelo de la historia y trovadoras de angustias que

Lourdes (1959)

"Tan frágil como la dulzura de las campanas. De todo lo que se me podía romper ¿por qué eso?  No es por el café, no es por lo que podría ser. Sólo es.  Nada. Ninguna explicación explica lo que es. Lo que pasó.  ¿Por qué?" El día de cristal o 9 de abril de 2020 Quisiera tomarte una foto para siempre; guardarla entre mis brazos y esconder tu voz en un collar de perlas,  mientras suena el piano que tocabas cuando buqui. Quisiera asustar tus miedos, cazar tus monstruos y liberarte de la noche, para que sueñes sin fantasmas. Quisiera protegerte de la lluvia, del tiempo, del llanto, la muerte y sus olvidos... Quisiera hacerte un castillo de azúcar, encontrar tu pulsera de oro, invitarte tu nieve preferida, jugar contigo con Cri-cri al fondo y verte correr con tus vestiditos de tul. Quisiera regalarte todas las flores y mirar cómo las cuidas; escuchar tus cuentos sobre cómo crecen los colores del jardín y que el viento toque los caraco

La semana de cristal

A ella, la más dulce del Meso I Empezó mientras lavaba los platos y explotó con los añicos de una cafetera. Tierra seca desperdigada por el suelo, cualquiera, que daba al pulmón de mi memoria. Allí, sobre los restos, hice de la cocina un confesionario de mi triste y patético esqueleto. II Fue un regalo que me hiciste en Coatepec. Era ese paseo por sus callejuelas. Era diciembre. Fue un largo diciembre. Y ese día fue el más largo de todos los diciembres.  Yo, hecha braza, arremetía contra cada día de diciembre. Enjaulada en mis ideas y prendida de pantallas que rasguñaban mis pieles, la niebla se llevaba mis pasos sin mirarte, escucharte, nada. Niebla. Me volví chiltepín, una detective que sospechaba del humo, pero cuando desperté ya estábamos en el aeropuerto y tu cara... Ya no era la del cuadro colgado en la sala. Tu acuario de sal te humedeció la mirada; enterneció tus rosales, casi tanto como las canciones que me hiciste y, en tarareos

Mecer la noche

Truena lindo; truenito cuerda blanca que, en su tronar, huele al oro viejo, verde esclavitud de fortunas robadas de manos, mayas. Los cuentos de Abreu contados por papá; Canek, Sac Nicté, el enamorado que cayó por el puente de telaraña y los finales sangrientos cambiados por luz tenue. Emprendido el vuelo, caigo en la infancia crochét, eterno atrapasueños; capullito de aretes prendidos y mejillas de red. Mañana será otra noche, de mismos rezos y viajes a islas a las que, sin mapa, he de volver.

A mí, de sombras

¿Me vienen a hablar de sombras, a mí? ¿A mí, la que desaparece cuando los telones del cielo se tocan, juegan, se montan, muerden y derrocan? ¿A mí? ¡Si soy la inaudible! Atrofiada por poemas barrocos, cabalgatas invisibles y funestas batallas gregorianas. ¿Que me suicide? Si tanto ya me mataron las metralletas de los hombres, el temblor de sus dientes y sus serenetas chillonas, como sombreros avergonzados de su canto o corazones agrietados por palabras, que nada son si no labios trémulos? ¿A mí, que me ha ensordecido el runrun de las pistolas de los autocoronados revolucionarios, masturbantes en lenguas espinosas, con miradas posadas, cual ráfagas de sol, sobre los agujeros de la discreta decadencia de palacios pornográficos? ¿A mí, que convierto toda esquina en una tierra para amar? ¿A mí, de sombras, que las asusto como los espantapárajos de antaño o tumbas de camposanto a quien no juega al ajedrez? ¿A mí, crucificada con cuentas abandonadas por el desier