1 de septiembre de 2016
Buenos Aires, Argentina
"Muro de la vergüenza"
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Tenía 10 años cuando conocí "el muro". Estaba en el asiento de copiloto rumbo a Ensenada, Baja California. Tenía apoyada la cabeza sobre el cristal y miraba el desfile de las cruces. Algunas tenían nombres y flores; otras no, quizá era el tiempo que les borraba, ya sea por la velocidad del auto, la distancia de sus familias o la invitación de Peña Nieto a Donald Trump. Sí, esta última es el tipo de situaciones cíclicas que tocan la puerta de lo que es sentirse parte de una "comunidad imaginada" (como la llamaría Anderson) y, sobre todo, despierta la digna rabia de la que han hablado los y las compas zapatistas.
La invitación de Peña Nieto a Trump -claramente- fue posterior a mi primer encuentro con "el muro"; pero, me sorprendería poco que hubiera sido en ese porque una de las cuestiones compartidas con éste -el más presente posible-, es la extensión de un insoportable recordatorio: el odio. En este caso, aquél dirigido hacia un grupo de personas radicadas "del muro para abajo" (trasciende el territorio mexicano, aunque una buena parte de su discurso racista y xenófobo lo ha dirigido hacia la población radicada en dicho territorio). Este grupo, por la localización geográfica y las miradas desarrollistas sobre la misma, proviene de países "en desarrollo/sub-desarrollados/tercermundistas" y/o de "pueblos originarios" al interior de éstos. Parte de este grupo es de tez morena y de estratos catalogados como "pobres". Es importante distinguir que no todas quienes hemos cruzado el muro nos quedamos en el intento (de la serie de intentos) que implica la muerte ¿Quiénes están muriendo? ¿Cómo son? ¿Por qué?
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Seguía mirando el desfile de las cruces (lo sigo mirando). Se yuxtaponen y se reproducen; crecen los nombres y las historias, se agrupan... Lugares comunes: vio(lencias/laciones), no de quien trabaja en cualquier campo -situado "del otro lado" por la vergüenza de un muro o un muro de la vergüenza- sino de las políticas que lo sostienen y que invitan a la muerte. De las políticas que permiten que ciertos cuerpos y ciertas "vidas precarias" (o, más bien, precarizadas) resulten "prescindibles" en un sistema neoliberal neoextractivista.
Después supe que cada cruz anunciaba que, aquel mismo día, sería colocado (al menos) un par más. Mañana sería la misma historia. Era un cementerio construido sobre un muro o un muro construido sobre un cementerio.
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