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Mostrando las entradas de septiembre, 2016

Pues...

Los intermedios del día suceden cuando subes, bajas y resbalas toda cuerda, todo traste. No hay espera que dejes pasar de largo.  La tomas para convertirla en un vitral al interior del tiempo. Dibujas historias sobre tu tierra y tu vida. Los recuerdos y el porvenir pueden ser un caracol que guarda una fiesta de sonidos: edificios y olas.  Contigo, las pausas son causas. Qué paisaje...

Mírame

Mírame. Eres la injusticia perfecta, el cuestionamiento a la racionalidad; la coincidencia ¿Por qué otro motivo esta ciudad sería Buenos Aires? Mírame. Me sostengo al presente que se escurre entre los días; se me va, amor. Mírame. Me sostengo al presente que me empuja al aeropuerto; me lleva, amor. Voy contra el viento y el tiempo; pero me arrastran, como el asalto de aquella noche. Mírame. Quiero quedarme y apropiarme esta forma de estar y ser. Vámonos, cabalguemos hasta donde nos queramos. Mírame, mírame, mírame. Toda, mírame toda. Mírame para siempre. Mírame más allá de las promesas, las ganas y los recuerdos. Mírame más allá de los amaneceres en la azotea. Mírame más allá de los tés bebidos y por beber. Mírame más allá de los juegos, las risas y los abrazos en un invierno que resiste a renunciar, como yo. Mírame, mírame, Sólo mírame. Mírame para que pueda llevarte. Mírame, así guardaré tus ojos para cuando no estén así, como ahora, frent

Seamos peces

Ábrete, boca. Ábrete, boca, sobre la mía.  Sobre la mía, ábrete, boca.  Seamos peces. Hagamos burbujas en el navegar; en la víspera de los amores líquidos,  la economía derramada,  el dinero evaporado -como las charlas en los colectivos-  y los golpes de estado sin milicos.  Seamos peces. Nos quitaremos todas las capas.  Una tú; otra yo...  Otra vez tú y luego yo.  Nos quiero sólo con este núcleo ardiente: piel morena, recuerdo de nuestro sol y nuestros mares. Ábrete, boca.  Ábrete, boca, sobre la mía.  Sobre la mía, ábrete, boca.  Hagamos temblar todas las camas y cada escalón hacia los pisos del edificio,  aquél, ese, este. Transitemos por los puentes. Escurrámonos, deslicémonos, vayámonos... Sólo hagámoslo.  Seamos peces. 

Muro de la vergüenza

1 de septiembre de 2016 Buenos Aires, Argentina "Muro de la vergüenza" 1 Tenía 10 años cuando conocí "el muro". Estaba en el asiento de copiloto rumbo a Ensenada, Baja California. Tenía apoyada la cabeza sobre el cristal y miraba el desfile de las cruces. Algunas tenían nombres y flores; otras no, quizá era el tiempo que les borraba, ya sea por la velocidad del auto, la distancia de sus familias o la invitación de Peña Nieto a Donald Trump. Sí, esta última es el tipo de situaciones cíclicas que tocan la puerta de lo que es sentirse parte de una "comunidad imaginada" (como la llamaría Anderson) y, sobre todo, despierta la digna rabia de la que han hablado los y las compas zapatistas. La invitación de Peña Nieto a Trump -claramente- fue posterior a mi primer encuentro con "el muro"; pero, me sorprendería poco que hubiera sido en ese porque una de las cuestiones compartidas con éste -el más presente posible-, es la extensió