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Mostrando las entradas de 2019

ENCRIPTADA

Nudo. Una brújula muda y rota ante el nudo. Lluevo; trueno. Los cañones dispara-ah-ah-an. Las gotas ya no curan. Huyeron los efectos. Aguardiente. Un trago grave. No ozono. Inhalo. No ozono. No se va. Cierro los ojos. Mierda. Cierro los ojos, pero no se va. Nada se va. Me atraviesan las flechas. Sin piedad. Exploto.

Palabr...

Palabras. Palabras que retumban. Fuertes. Filosas. Pesadas. Insoportables. Todo el infierno, allí. Me ensimismo en las espinas; en lo doloroso del mirarse en el relato del otro. ¿Esa soy? Me identifico. Lo hago mío. Me borro. Y sin embargo, me escurro entre líneas; en los espacios de las grafías y en los acentos imposibles de olvidar. Fallo. Una nube me sigue, no es mi sombra ni mi llanto. Me persigue. No hay huella. Hay una firma, diluida; carcomida por las llamas. El aliento del olvido. Sin testigos, más que el triste grano de arena perdido en la espuma del mar. Muerta, ante la orilla. Invoco las olas. Imploro: embálsenme.

Blue solitude en B menor

I. Pedazos de un triste yo que no supo ser  Huracán. Tiemblo con tus vientos, tus voces ocultas que narran sobre la imposibilidad de la ligereza, la delicada coherencia de las venas, la fragilidad del camino. Frío. Vacío. Dolor. Me rapta; me traga; me escupe. II. Imaginario Me difumino entre los dedos. Me escurro en la mirada. Extraño, pero ¿qué? Mis ficciones del mar, la risa, la fogata; de lo lejano, lo ajeno, el sueño; de lo bueno, el deseo, la vida. III. Dirección La vibración de una cuerda de guitarra; círculo de labios que cantan sobre heridas, expectativas marchitas, pétalos sin primavera, cenizas de hoguera, hombros agotados de cargar, la tierra y sus sueños; que cuando se rompen, ahogan. Diluvio Rewind? No ¿Cuánto pesa la brújula? No ¿Está rota? Reglas IV. Lugar Esconderse, pero ¿dónde? No hay casa, pero sí rostros; cansados, viejos, diferentes. Llorar, pero ¿dónde? Ser esquina para mirar los pasos, escuchar el tránsito

Irreversible

Un algoritmo destartalado ¿Y el tiempo? Un enigma. La voz vacía de palabras; palabras sin volumen. No hay tono que llegue ni alcance. Anular al yo y sus recónditos dolores; esos lugares y brazos lejanos, que le dieron sentido a la bahía; al horizonte perdido en mis iris, a un llanto entre los manglares, que ayer me escuchaban y hoy ya no me hablan. ¿O yo he olvidado su idioma? La muerte de la autoría, que no es nada ni nadie sino una pobre firma; un garabato perdido en un abecedario desteñido, otra de las colecciones de una civilización, ya-será un fósil bajo el mar.

Buenos días, dolor

Tú sí que sabes irte. Nunca dudas. Sólo lo haces. Remas o corres, pero te vas. Para mí es un proceso más lento y tedioso como arrastrarse. En cambio, tú te vas, te vas y te vuelves a ir. Las palabras como balas de una metralleta que ponen mi alma al filo de la vida o frente a un rio. Y en su triste orilla llora por todo lo que es y lo que no fue. Ser tu desilusión es un peso que no quería ni buscaba, pero como todo lo malo, llega sin aviso para atravesar hasta el último cielo. Los demonios son bien perros y quizá mi amor, pobre y pálido, no vale nada para ti. Al final, no seré nadie más que esa desilusión con un nombre que borrará el tiempo cuando llueva sobre las gárgolas del infierno.

Entré al bosque y salí vacía

No hay refugio. Cualquier esquina del mundo es una trinchera para llorar, un intersticio para escapar al voyeurismo. Directo al ring del juicio. Desde aquel trono de barro se asomará el monstruo de tres dedos; morderé uno, masticaré otro y escupiré el último. Renacerán mil. Bailaré para encantarlos; para olvidarme de mi yo despedazado. Obtendré la corona del fracaso. Sudaré y salivaré sin lograrlo. Repetiré la operación. La declararé imposible y esa será mi bandera, para caer de nuevo. Pero con gloria. Seré una laguna desbordada, una marea roja, un vino envenenado o la espuma algún animal que tiembla.  "No importa lo que te digan, siempre estamos solas"