Morenidad

2018 Nos invade la crónica anunciada del final. El miedo y la tristeza nos hacen querer que queramos querer que querramos querer que nuestros dedos, sí, nuestros, esos dedos muy nuestros, tengan memoria. Que por sus por cauces, sello humano, algo quede de la piel de le otre.   La espuma del tiempo

3 Una maleta desordenada en un cuarto oscuro; destartalado; sin puertas; de ventanas violentas; paredes de hormiga; y suelo de cascada. 2 Por un arco transitan las burlas, desnudas, acaloradas; borrachas de lágrimas y supervivientes del dolor. 1 Pesadillas con lobos y lobos llenos de insomnio.   Por sus bocas, saliva la rabia y de ella, emanan las sombras. Me siguen. Persiguen. Muerden. 

Penas, barcos de papel sin esperanza, sin ambición, sin ojos que sepan leer ni hablarle al cielo. Penas, miniaturas monstruosas; temores mitológicos; sin olvido que las borre ni promesa a la vista. Reina la pobreza y la mano que la cuenta. Sus aventuras, la historia: una triste juglar. Y en su borde, ladran los perros.   Ya no hay puerta a la que toque el vértigo.

A Ingrid  y a todas ellas Desapareció el viento. Cesaron las olas y renunciaron las nubes. Hemos llorado las palabras de las que estábamos hechas. ¿Y las alas? Pulverizadas por el grito, voces de ceniza y fósiles bañados en tierra. Huelga del sonido y el abecedario. Entre lobos y sombras, nació el silencio, inflitrado entre huellas y manos tristes. Corazón furioso, antorcha de latidos; revolucionarios en la dictadura del miedo, un reino de ausencias, un imperio de cruces. Nuevos colores nuestros sobre el gis de los números sin nombre y las siluetas nombradas. Esta casa ha sido tomada.