Los círculos de la noche son un par de alas. Espejo al aire, añicos y suelo. Juegos de sombra sobre pared; voces al fondo del pasado entrecortado, del temor de soñarme lejos de la hoguera, hecha con estos cuerpos que se besan y besan. Espejo al aire, añicos y suelo. Aquí, se despide el invierno. Allá, el verano insiste, como en todo buen sur, con el sol más tostado y la memoria de hilos azules, la paleta de mi mar, mi consentido, mi... Mío, mío, mío.