Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de octubre, 2015

Conversación con las manos y los pies

Pasar las hojas, recorrerlas. Entre el camino y el vuelo, mirar mis mosaicos. Mosaicos de soles y mares; montañas, flores y fuentes. Testimonios o retratos, escritos tarareados, pesados y alivianados. Siento mis pies. Bonitos dedos con vida propia que hablan entre sí, sobre todos esos terrenos... Qué espumosa la arena, dicen. Qué curiosas las rocas, concuerdan. ¡Qué alto es el valle!, recuerdan. ¿Y las cuerdas?- Pregunta el gordo Bah...-contesta uno Pues...-agrega alguno Calla ninguno. Banda, ya hemos navegado en zapateados-brinca el chiquito Lindo futuro, vaya que sí, lindo futuro- reflexionamos

Morenidades

Morena como luna asoleada La música derrite, de repente llueve azúcar sobre mis vientos, he recuperado las corrientes de mi sangre: ritmos. Mójame la lengua, quiero probar otros alientos. Muy suave resbalan muy suave los movimientos. Muy suave, por mi cuerpo.

Amuralemos

Qué gozo es tener una hoja en blanco para llenar de las letras -dicen- más conocidas por el mundo, qué gozo es recuperar, encontrar y crear placeres; porque cómo faltan, vaya que faltan, siempre faltan... Las canciones rebotan. En mi experiencia pueden derretirse o evaporarse, son como los recuerdos. Para mí, tienen demasiado en común con la memoria, al menos con la mía. Varias personas me han dicho que es como instrumento de registro, es muy malo; pero, eso lo dicen para quienes la memoria es un reproductor de verdades. Sí, hay quienes creen en verdades. Se vale, lo es si quiere que así sea pero definirla como tal sería construir un muro absurdo. Si lo amuralamos, puede ser un muro colorido. Acá en el Caribe todo es muy diferente, siempre es verano.  Resulta complicado distinguir si es de día o de noche porque la jornada es un carnaval.  Ojo, que con carnaval me refiero a que continuamente nos disfrazamos, a veces fingimos la alegría, a veces la lloramos para descargar la tr